El equipo infantil perdió por 66-60 ante Pas Piélagos en la semifinal de la Final Four
Tras 9 meses de trabajo, llegaba el partido que tanto habíamos preparado. La semifinal de liga, frente a un rival físicamente superior, y al que no habíamos podido ganar ni en copa, ni en liga regular, en algún caso con prórroga incluida, sabíamos que iba a ser dura e intensa.
Y el partido como tal no defraudó. Sabíamos que quien tuviera la cabeza más fría iba a llevarse el partido, y así fue. Los nervios se apoderaron de nosotras en muchas ocasiones, y provocaron que cometiéramos muchísimos errores, sobre todo convertidos en pérdidas, y a su vez en canastas sin oposición.
Pero si algo tiene este equipo es que lucha hasta el final, y así lo hicimos. Les cedimos los nervios a las rivales, y nos pusimos el mono de trabajo. De ir 18 puntos por debajo, a 16, a 14, a 12, a 10… Y seguimos luchando, hasta que lo bajamos a 6 puntos. Por desgracia los partidos solo duran 40 minutos, y no pudimos luchar durante más tiempo, porque tengo clarísimo que hubiéramos aguantado el tiempo que fuera necesario hasta llevarnos la victoria sin rendirnos. Mi más sincera enhorabuena a todas mis chicas que se dejaron la piel en el Pabellón de Numancia.
Ahora hay que empezar a pensar en el futuro, algunas seguiréis conmigo un último año, otras pasaréis a cadete y me veréis por las gradas. Toca marcarse nuevos objetivos y pelear por ellos ahora que la herida de la pérdida en semis está rondándonos todavía la cabeza. Todas habéis mejorado una barbaridad y estoy orgulloso de todas y cada una de vosotras; solo os pido que no perdáis la ilusión, y sigáis luchando y luchando y conseguiréis en esta vida todo lo que os propongáis.
¡Ánimo chicas!